martes, 4 de septiembre de 2007


De los teatreros locos, la “cachadita”
y el reencuentro con los amigos del alma.

Resulta que a principios del año, me entró la loca idea de aventurarme en el mundo del arte teatral. Todo comenzó cuando por pura casualidad, un “extraño del pelo largo” llamado Franklin me contó la existencia de la “Escuela de Arte Teatral” dentro del CENAR.
En mi mundo, lleno de repente de claves de sol, corcheas y respiración diafragmática el CENAR se limitaba a la música y a las artes plásticas, pero cuando “el extraño del pelo largo” me mencionó ese mundo paralelo…mi mente ya era carcomida por la curiosidad.
Hice la audición y milagrosamente quedé…jejeje
Recuerdo la entrevista con el Maestro Homero, un hombre de mirada profunda e inquisidora, voz grave, tranquilizante y la experiencia a flor de piel.
Ya con toda la gana de querer empezar y contenta por compartir todo eso con una gran compañera del sendero Lía (viejita pícara), me di cuenta de que unos chicos del coro también habían adicionado….
¿Quiénes eran os preguntareis?
Eran sólo “fichitas”, la soprano más extrovertida y loca, y el bajo más selectivo e igualmente loco. Ambos sentían un rechazo particular hacia mí, por cierto “solo” que según la mayoría (incluida yo), tenía que cantar alguien con más experiencia y más antigüedad en el coro.Me dije- bueno Caro, ¡sóquela!- y me resigné a no tener buenas relaciones con ellos.
Pasaron poco a poco las primeras semanas y mis temores ya no existían.
Karla y Óscar pronto cambiaron su actitud de rechazo y nos empezamos a hacer amigos.
Jamás me he divertido tanto con ningún otro grupo de clase.
Carlos, Zoila Blanca Flor de María, Karla, Óscar alias Sunso y yo.
Tantas locuras, tantas lecciones, tantas jornadas juntos……
Pero quizás la mayor locura que hicimos fue un día Jueves que fuimos a nuestra clase de danza (¡Maestro Gonzáles lo extraño!) y como no tuvimos clase, nos fuimos a dar una vuelta con destino el “Café Bella Nápoles” en el centro de San Salvador.
Empezamos a caminar unos más rápido que otros (Carlos…el bus...jajajajaja) cuando vimos una casa antiquísima que despertó nuestra curiosidad, con el riesgo de ser tratados mal, fuimos a tocar esperanzados con poder entrar.
Se abrió una pequeña ventanita, era una señora con un bebé en brazos, le preguntamos de qué año era la casa, que si ella había vivido siempre ahí y nos dijo que no, que ella era de Tonacatepeque, entonces Carlos saltó y rápido le dijo que él también, y aunque Uds. no lo crean, logramos entrar a la casa, no era tan preciosa como imaginamos al ver la fachada, pero sí era muuuuuuy grande, tanto que no vimos ni siquiera la mitad!!!
Como todavía era temprano, seguimos caminando y fuimos a una tienda de DVD’S (originales por supuesto). Nos hicimos locos buscando cine independiente, musicales y cualquier cosa que nos pareciera interesante o viejísima.Luego, como buenos creyentes, entramos a la “Basílica del Sagrado Corazón ”, como no nos dejaron subir al campanario y ya habíamos rezado lo suficiente decidimos seguir nuestro recorrido, nos detuvimos en la entrada de la iglesia y de repente nuestras soñadoras mentes imaginaron el viejo San Salvador, a las 5:00 p.m., con música vieja, carretas tiradas por caballos, mujeres con sombreros y vestidos enormes, caballeros de bastón; en fin pudimos ver y sentir las bellezas escondidas de nuestra historia.
La tarde poco a poco iba cayendo y casi sintiéndonos viajeros en el tiempo caminábamos muy tranquilamente en las “seguras” calles del centro de San Salvador. De pronto vimos un grupo de gente aglomerada frente a un puñado de ropa tirada en la calle. Yo seguí caminando sin darle mucha importancia, entones Karla me miró directo a los ojos y me dijo con voz seria y llena de cierta emoción…Caro, participarás en tu primera “cachada”.
Cachada: del verbo cachar o agarrar, se utiliza para denominar una oferta irrechazable y generalmente de dudosa procedencia, ante la cual el salvadoreño promedio sucumbe irrevocablemente.


Como era mi primera experiencia no sabía qué tenía que hacer, sólo veía a mis amigos escarbando en el mar de ropa y seleccionando muy cuidadosamente cada prenda que les llamaba la atención.
Creo que me quedé unos minutos sin hacer nada, creo que no sabía si tenía dinero para comprar o simplemente no sabía qué hacer con tanta ropa.
Karla dice que cuando escuché la palabra GRATIS fue cuando reaccioné y me tienen a mi toda una dama, toda una Casta Diva (jajaja, cómo no!!) metida en un bus (ya ni fuimos al café) con un “tanate” tan grande que creo que Karla y Óscar sufrieron algún tipo de vergüenza asociada, como ellos dirían, con “llamarla, llamarla”.
Cuando regresé a mi casa, mi familia no podía creer las cosas que me traje de la “cachadita gratis” en su mayoría abrigos que me hubieran costado mucho dinero.
Les modelé cada prenda, unos reían a más no poder, otros me miraban como diciendo “ésta Caro loca”, y hasta hubo alguien que me pidió le regalara un abrigo.
De éste año, definitivamente lo mejor que me pudo pasar fue conocer a los teatreros locos y encontrarme con tantos diamantes brutos, digo en bruto….
Ha sido una experiencia que jamás olvidaré.
Volví a ser la persona divertida, sincera, guerrera, libre y loca…pero ahora con el alma un poco más limpia de apegos feos y de rencores sin sentido…con el alma más despierta.

Me rompió muchos paradigmas con respecto a mí misma y sobre todo con respecto al teatro porque es un trabajo de todos los días, de un constante conocerse a sí mismo, de luchar contra la inercia y de aprender a aprender. Quienes creían que el teatro es para
“des-estresarse” y que con perder la pena, con improvisación y excentricidades ya son actores…qué poco saben del teatro y cómo desvirtúan el trabajo de personas que dedican su vida a éste arte, pues no sólo se trata de aprenderse grandes textos y de hacer reír o llorar a la gente, se trata de hacerlo con veracidad, con corazón y eso sólo se consigue con disciplina, con años de experiencia y sobre todo con amor.

Gracias Maestros Filander Funes y Homero López por entregarse completamente a éste sueño y luchar contra viento y marea para que exista ésta escuela.Y gracias a los locos que todavía se atreven a trabajarse a sí mismos y anhelan gastarse aunque sea un par de zapatos en escena… Kelly, Gustavo, Franklin, Carlos, Zoila Blanca Flor de María y con un mérito mayor…Gracias a Karla Grande y Óscar Suncín por devolverle a mi vida la risa, el entusiasmo, el “llamarla” y sobretodo por dejarme formar parte de sus vidas y locuras.
A todos ellos y a los profesores Walter Macall, Stanley Álvarez, Julio García, Mauricio Gonzáles gracias por creer en las artes escénicas de El Salvador.

¡¡¡¡¡¡LOS AMO TEATREROS CENARENCES!!!

PD: Debo agregar que tuve el honor de recibir clases con un gran hombre, ser humano y artista, el Maestro Ricardo Lindo gracias por su enorme capacidad para inspirar a otros a llamarse dignamente artistas…..mis respetos Maestro.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

:D:D:D:D:D!!! solo recuerdo tu carita de rareza atras demi, pero creeme que la palabra GRATIS tiene grandes efectos en CUALKIEEEEEEEEEEERRR persona:D ajajaja te amoooooooooooo!!

Anónimo dijo...

Mi niña linda, seguimos siendo soñadoras en un mundo inmerso en la materia y la oscuridad. Saber que has encontrado más compañeros en el sendero en tan bellas personas como son los CENARENCES, me llena de alegría. Ahora, más que nunca, podemos decir y gritar a los 4 vientos... "No estamos solas!! Hay vida en éste mundo..."

Para tí, para los teatreros (mis niños, que secretamente adopté. Esos hermosos seres de luz que he conocido...) hoy y siempre: Amor, Bendiciones y Paz.

Sunzo dijo...

Muchas Gracias Caro por penzar y tomarte el tiempo en escribir sobre nosotros. Creo que tu tambien llegaste a nuestras vidas en el momento preciso par combertirte en nuestra maestra guia y ya veras cCaro losiento dentro de mi corazon que el destino prepara algo grande para nosotros.
TE QUIEO MUCHO !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Sunzo dijo...

Sorry por lo horrores de ortografia